Los cánceres de próstata y de testículo y su relación con el linfedema
En la entrada anterior compartimos los alcances del movimiento global denominado Movember, una iniciativa que busca llamar la atención durante el mes de noviembre sobre los problemas de salud que aquejan de manera exclusiva a los hombres alrededor del mundo y recaudar fondos para su investigación.
En esta ocasión, despedimos Movember hablando de la relación del cáncer masculino, más concretamente del cáncer de próstata y del cáncer de testículo, con el linfedema.
Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en su informe de 2022 titulado Las cifras del cáncer en España, en nuestro país fueron detectados 29.000 casos nuevos de tumores malignos de próstata, y 1.428 de testículo, solo en ese año. Y aunque las cifras preocupan, hay que decir que la supervivencia a este tipo de cánceres ha aumentado a lo largo de los últimos años, según lo revela el mismo informe.
A este respecto, la SEOM señala que “el mantenimiento de una supervivencia elevada en el cáncer de próstata es el resultado de la inclusión de numerosos casos de buen pronóstico por la amplia utilización de diagnóstico por test del antígeno prostático específico (PSA)”.
La relación con el linfedema
En realidad, no son el cáncer de próstata o el de testículo los que producen el linfedema, sino algunos de los tratamientos a los que se ven sometidos los pacientes de estas enfermedades para superarlas.
En el caso del cáncer de próstata, la mayoría de las veces se lleva a cabo una prostatectomía, procedimiento quirúrgico mediante el cual al paciente se le extrae la totalidad de la glándula prostática. Lo que ocurre es que, en algunas ocasiones, también se extirpan ganglios linfáticos cercanos. Esta extracción de ganglios es lo que puede producir la interrupción del flujo linfático normal y, por ende, la persona queda propensa a desarrollar linfedema secundario en las piernas o en la zona genital.
Igual pasa con las cirugías de tumores en los testículos, en las que puede ocurrir que los ganglios también se ven comprometidos.
La radioterapia es otro de los tratamientos que influye para que los pacientes puedan desarrollar linfedema, debido a lo agresivo que resulta este procedimiento para los ganglios y los vasos linfáticos.
Cuando el linfedema aparece
Los hombres que han tenido que someterse a cirugías o a radioterapia para combatir los cánceres de próstata o de testículo deben estar muy atentos a cualquier cambio en la zona genital y en sus miembros inferiores, ya que el linfedema se desarrolla de manera lenta y progresiva.
Algunos de esos síntomas son:
• Aumento de volumen de los genitales o las piernas
• Tirantez
• Sensación de que la extremidad está más pesada
• Zonas con tejido endurecido en una pierna en comparación con la otra
• Cansancio extremo, calambres y hormigueo en los genitales o las piernas
La recomendación es que ante la primera señal de alarma el paciente acuda a su médico para que lo derive a un especialista en linfedema (como puede ser un cirujano vascular) y le realice las pruebas pertinentes para comprobar que el sistema linfático esté funcionando correctamente o si, por el contrario, el flujo de la linfa está interrumpido.
Para conocer más sobre el linfedema, en este mismo sitio web puedes ampliar la información.
También en otros tipos de cáncer
Y aunque Movember se centra sobre todo en estos los cánceres de próstata y de testículo, es necesario comentar que hay otras enfermedades oncológicas que también afectan a los hombres y que están altamente relacionadas con el linfedema. Nos referimos al cáncer de mama y al de vejiga, padecimientos de los que poco se habla cuando afectan a los varones.
Según cifras de la Fundación Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), se estima que alrededor de 350 pacientes masculinos (casi el 1% del total) son diagnosticados con cáncer de mama cada año en España. De ellos, alrededor del 80 % los casos son detectados en etapas avanzadas.
Al menor síntoma, consulta
Finalmente, queremos invitar a los pacientes que se han sentido identificados con los síntomas que describimos o que tienen sospechas al respecto, a que no duden en buscar información en alguna de las asociaciones de pacientes que conforman FEDEAL.